CRÓNICA DE UN PARO MALOGRADO
Manifestantes violentos salvaron a Santos de la debacle
Doscientos (200) años de abandono a nuestros agricultores y pequeños productores de leche estuvieron a punto de acorralar, hasta la renuncia, al Presidente de la República. La situación tuvo que ser muy
desesperante para que ese gremio pacífico, noble y resignado decidiera salir a
las carreteras por donde pasan los productos importados y subsidiados que los tienen en
quiebra. Y todo por cuenta de la entrada en vigencia de varios tratados de libre comercio que permiten entrar, sin el pago de aranceles, productos agrícolas y lácteos que nunca hemos comprado a precios justos a nuestros campesinos.
Por esto, como casi nunca lo hacen, los campesinos de Colombia se
deciden a protestar. Empezaron los de Boyacá, se sumaron los de Nariño y Huila.
Luego el paro se extendió como la sangre hirviente de sus venas y el paro se volvió Nacional. Con más de 80 vías bloqueadas y regando miles de litros de leche al piso, miles de campesinos iniciaron pacíficamente la protesta. Nos cuesta más venderla que botarla, decían. Los paperos dijeron lo mismo.
GARRAFAL
ERROR 1.
El presidente
Santos, que es más torpe que malo, no vio o no quiso ver lo que todo el país estaba presenciando. Por eso negó la existencia del paro agrario ante
los medios de comunicación olvidando que los medios de comunicación ya no son los
portadores exclusivos de las noticias. Entonces las redes sociales, ese medio
masivo de expresiones individuales que cada vez se vuelve menos alternativo y
más protagonista, se convulsionaron ante la miopía de nuestro presidente y le
hicieron tragar sus palabras haciendo visible el paro agrario con etiquetas
(hashtag) como #YoMePongoLaRuana #UnTalParo #ParoAgrario. Otros grupos de indignados
aprovecharon el levantamiento nacional para exigir #Gasolina_A_5mil. Pareciera
como si las palabras ofensivas y hasta ingenuas del Presidente hubiesen
multiplicado por mil los efectos del paro, porque enseguida anunciaron su adhesión
los estudiantes, representados por la MANE, Fecode, sindicatos. La idea era no solo apoyar a nuestros campesinos
sino también dejarle claro al presidente que “el tal paro agrario” si existía.
Y a fe que lo consiguieron.
LA
RUANA SÍMBOLO NACIONAL DE LA PROTESTA
El
Paro fue la noticia nacional e internacional de la semana. La ruana se
convirtió en un símbolo de la lucha campesina y muchos lo adoptaron como
avatares de sus cuentas en Twitter y Facebook. Total, mientras nuestros
campesinos soportaban el frío y la lluvia para sostener el paro, este se
convirtió en un llamativo producto publicitario, incluso más exportado por los
medios de comunicación que los productos de sus protagonistas. Por youtube empezaron a circular videos de
la policía cometiendo excesos, marchas de respaldo espontáneas y un documental de
Victoria Solano en el que se mostraba como el ICA destruía sin misericordia 62
toneladas de semillas de arroz por no haber sido compradas a empresas gringas
(certificadas). Tantas injusticias juntas redundaron en el aumento paulatino de
la rabia, ya no de los campesinos sino, ahora, de toda Colombia.
Entonces
hicieron su aparición los oportunistas que nunca faltan, los que quieren pescar votos en río revuelto y se sumaron al paro buscando
protagonismo. Y se volvió tan popular el paro que incluso los generadores de
las causas que desembocaron en él, se sumaron. Expresidentes que negociaron el
TLC con los Estados Unidos y que nunca hicieron nada por los campesinos salvo
desplazarlos a las ciudades sin tierra y con con las manos vacías, parlamentarios que aprobaron
los tratados en el seno del Congreso y Partidos que pertenecieron a las
alianzas gubernamentales para sacar a pupitrazo limpio los TLC, terminaron
apoyando a los campesinos. Hipocresía Nacional, deporte de élites que pocos
notan porque es tan común en nuestros políticos. Lo cierto es que izquierdas y derechas se
encontraron cara a cara y caminaron juntas de la mano en ese objetivo común de
tumbar a Santos. Y marcharon juntas, hicieron sonar juntas las cacerolas y
alimentaron con tuits y mensajes en Facebook esta que parecía ser la
movilización social más grande de la historia.
Asustado
porque ese paro cuya existencia había tratado de negar, crecía como bola de
nieve incontenible, el gobierno envió a sus negociadores desmontando su amenaza
de no negociar hasta que las carreteras fueran despejadas. No le quedaba otro
camino. Ante
tamaña evidencia, el Presidente reconoció el “Paro”, ahora con mayúsculas,
ofreció disculpas a los campesinos por haber menospreciado su movimiento, le
chutó la pelota al ministro de agricultura tratándolo de inepto e incumplido y
quedó en desventaja o en una posición débil para negociar. Se preveía una "apertura de piernas", o una "bajada de pantalones" sin antecedentes que, desde
luego, beneficiaría las pretensiones más que justas de nuestros campesinos.
Todo
estaba listo para que el pliego de peticiones fuera aceptado, casi en su
totalidad. Faltaba un poco de presión. El 28 y con base en los resultados del
cacerolazo espontáneo que se suscitó en la plaza de Tunja días atrás, grupos
interesados en conseguir votos convocaron cacerolazos en todo el país con
relativo éxito. Marchas pequeñas iban y venían de un lado a otro de las
ciudades. El gobierno se notaba cada día más debilitado. Por estrategia, los campesinos dilataban la
negociación fortaleciendo sus posiciones. Debían extenderla hasta después del 29 de agosto, día en que los
estudiantes se sumarían a la protesta. Esa presión les daría mayor poder de negociación
EL
DIA D
Entonces
llegó el 29 de agosto, día de las marchas estudiantiles. Para anticiparse a la
arrolladora victoria de los manifestantes unidos al paro, Juan Manuel Santos
salió muy a las siete en punto de la mañana por todas las cadenas de televisión
(qué exageración, Colombia solo tiene dos) y pronunció, quizá su peor discurso
de la historia. No es Santos un hombre muy elocuente ni muy hábil con la
palabra, nunca lo ha sido, pero esta pobre, desafortunada y mal asesorada
alocución, lo graduó de tonto nacional. Quiso hacer un “aló presidente” y
terminó haciendo un “stand up comedy”. Apuntes tan inapropiados para el momento
como contarles a los campesinos que la cadena de cafeterías Starbucks abriría 50 negocios en todo el país o que Cocacola montaría en Tocancipá la planta más
grande de Latinoamérica (Todo lo que se monta en Colombia es lo más grande de Latinoamérica), cayeron como baldado de agua fría a los campesinos que, como si
no lo supiera el presidente, estaban protestando, justamente, precisamente,
enfáticamente, contra la proliferación de marcas extranjeras en Colombia como
“Monsanto” la famosa procesadora de semillas certificadas por cuenta de la
cual, y en virtud de la ley 970, enmarcada dentro de los acuerdos del TLC,
miles de campesinos vieron destruir infamemente sus semillas caseras y
artesanales de una manera aplastante y humillante.
Nunca
antes habíamos visto un presidente más dessintonizado con la coyuntura y la
realidad de un país como el que se presentó esa mañana en los dos canales de
televisión. Así que el propósito del
gobierno de apaciguar los ánimos con una alocución en los medios surtió el
efecto contrario. Los ánimos se caldearon y las calles de Colombia se llenaron
con ríos de personas dispuestas a dar la estocada final al gobierno. La primavera criolla estaba a punto de hacerse realidad.
Como
siempre y con gran alegría y aplastante entusiasmo, miles de estudiantes
empezaron a caminar, con sus morrales a la espalda, desde diferentes puntos hacia las plazas mayores de las grandes ciudades. Todo hacía presagiar,
incluso, que el gobierno de Juan Manuel Santos tambaleaba. El país se paralizó.
Empezaron a escasear alimentos en muchas ciudades y la movilidad se redujo a
límites intolerables para la ciudadanía. Por las redes sociales, tres o cuatro
tendencias de las diez que cuelga tuiter, pertenecían al Paro Agrario Nacional.
No tiene precedentes en el país una movilización de este tamaño. Paradojas de
la vida. El Gobierno que se la había jugado a fondo por restituir las tierras a
los campesinos, reparar a las víctimas, en su mayoría campesinas, y hacer un
censo agrario que no se hacía hace 60 años, estaba tambaleando por cuenta de
una protesta campesina. A Santos le tocó
fundir el bombillo. Ese que muchos prenden y apagan y van desgastando hasta que
llega un invitado a la casa y lo funde. A ese le echan la culpa: ¿Fundió el
bombillo? ¡Lo paga! Y Santos pagó el bombillo fundido, por no decir los platos rotos, porque los gobiernos anteriores empezando por el de Cesar Gaviria con una apertura sin preparar al país y el de Samper que creo las Convivir cuyos asociados desplazaron 5 millones de campesinos y el de Pastrana que le entregó 44 mil km2 de territorio a las Farc para que encarcelará allí a los secuestrados y el de Uribe con su canalla Agro Ingreso Seguro que llenó los bolsillos ricos terratenientes con nuestros impuestos, ya habían hecho méritos suficientes para una revuelta tal vez peor.
Muy solo, porque los congresistas de la Unidad Nacional se escondieron y ninguno de sus ministros y exministros salieron a respaldarlo, y a punto de colapsar, Santos ya presagiaba lo peor cuando del cielo le llegó un salvavidas, del tamaño de su soledad, y lo salvó de la debacle. No fue Jota Jota Rendón con sus cuestionables y poco éticas recomendaciones, tampoco Vargas Lleras su mano derecha y exministro de Vivienda, menos su Ministro de Gobierno Carrillo tan de bajo perfil en esta crisis y menos uno de los genios que lo asesoran en su primer discurso. El salvador se apareció disfrazado de odio, con capuchas en sus cabezas, fuego en los ojos, gruesas palabras en sus bocas y con piedras y palos en las manos. No eran otros que los violentos que nunca faltan, y que llegaron de manera providencial a salvarle la vida a Santos. No se sabe de dónde salen. Nunca se sabe. Algunos dicen que son infiltrados de las guerrillas. Otros dicen que son infiltrados del ejército interesados en causar caos para deslegitimar la protesta y justificar el uso de la fuerza. Lo cierto es que llegaron y le arreglaron la vida al Presidente. Las ciudades se volvieron un caos. Negocios destruidos y saqueados, cajeros electrónicos arrancados de raíz de su bases, estaciones de Transmilenio destruidas, humo de gases lacrimógenos en todas partes, piedras volando de un lado a otro, paredes y carreteras manchadas de tinta blanca, dos muertos , 260 heridos, 60 detenidos, la ciudad militarizada, toque de queda en tres localidades y, en medio de ese odioso brote de salvajismo, unos estudiantes encadenados de las manos delante de sus verdugos del ESMAD para que los encapuchados no los fueran a linchar.
Capítulo
aparte el de Gloria Barreto la humilde mujer que fue al centro de la ciudad a pagar un
recibo de luz y se encontró con la revuelta. Esta valiente, en solitario, expuso
su vida para que los ladrillos y las sillas de los incendiarios no estallaran
en las cabezas de los policías que, atrincherados contra un muro de la casa del
Florero resistían el embate del odio que les sembraron varias décadas de
abandono y unas cuantas palizas de la misma policía en otras ocasiones. Más
valerosa que su acción fueron las palabras dadas por Gloria al diario El
Tiempo: “los rostros de los manifestantes reflejaban falta de amor y
una furia interna en su corazón. Por eso quería abrazarlos para calmarlos. Con
cada abrazo yo les inyectaba amor”.
Entonces
vino lo inesperado: El famoso “síndrome de la Carrera Décima”. sucede cuando un
ladrón es perseguido con gritos
de “cójanlo, cójanlo, cójanlo”. Cuando es atrapado y la gente empieza a pegarle, las mismas personas gritan "suéltenlo, suéltenlo, suéltenlo". Ese ladrón en ese momento, valga la aclaración
que esto es un símil, era Juan Manuel Santos. Todo el mundo gritaba “túmbenlo,
túmbenlo, túmbenlo, es un inepto” Pero cuando los noticieros de televisión
empezaron a mostrar los destrozos, los saqueos, la violencia de algunos
manifestantes y a los policías curiosamente quieticos dejándose golpear por energúmenos, la arepa se volteó y el “Síndrome de la Carrera Décima”
se hizo presente: “Suéltenlo suéltenlo, suéltenlo” gritaba la gente a quienes
estaban golpeando al ladrón. Y Santos pasó de causa de la protesta a víctima de
la protesta. Si esto fue un guión, el argumento da para un Oscar, porque la verdad, por los medios, todo parecía libreteado:
Una policía dócil irreconocible arrinconada, dejándose pegar, los protestantes llenos de odio, los
propietarios de negocios llorando por sus pérdidas, un policía herido por tiro
de fusil, en fin. Todos los ingredientes para voltear la torta. JJ style?
Entre
los muertos, un joven de 16 años. Todos los heridos, tanto policías como
manifestantes eran gentes humildes. Pueblo contra pueblo. Ese es el juego
perverso de los poderosos. Hacer que los muertos provengan siempre de los de
abajo, mientras ellos, los de arriba, se confabulan para saquear a nuestra
patria sufrida.
ERROR
GARRAFAL 2
Nunca
se sabrá de dónde provienen los violentos que se infiltran en las marchas. Lo
cierto es que si provienen de los sectores de izquierda, cometieron el peor
error de sus vidas porque tenían al gobierno a un golpe, a “match point”. Faltaba soplarlo y empujarlo con una pluma de pájaro
pequeño. Estaba casi noqueado. Pero los desmanes, las imágenes que toda esa
Colombia voluble, maleable y alienable vio por televisión despertaron la
solidaridad en el gobierno que le sirvió al presidente para volver de la
muerte. Porque está claro que el que usa la violencia pierde. La solidaridad siempre estará del lado de las víctimas, del lastimado, del aporreado, de la viuda, del huérfano, del edificio destruido. Por este motivo el péndulo de la solidaridad se puso del lado de un presidente solo y casi derrotado que milagrosamente, y gracias a la violencia, resucitó de entre los muertos. Al día siguiente, a la
misma hora de su desafortunada intervención del día anterior, repleto de
argumentos, lleno de motivos y con una
autoridad que convenció hasta a los críticos de su gobierno, Juan Manuel
Santos se levantó de sus cenizas y agarró la sartén por el mango. Esa sartén que sus detractores
hicieron sonar varias veces en sus oídos los días anteriores.
Envalentonado en este discurso el presidente tapó todos los
errores del anterior y con habilidad inusitada tomó el mando y la
gobernabilidad que había perdido. Ordenó militarizar las ciudades, destinó 50
mil soldados (el ejército de cualquier país europeo o centroamericano) para que
despejaran, por la fuerza, todas las vías del país, e hizo levantar de la mesa
de negociaciones a sus representantes incluido el ministro pusilánime que sin
dignidad alguna permaneció en el cargo luego del insulto presidencial. Todo preveía una masacre del tamaño de la ordenada por Abadía Méndez en la Ciénaga bananera de 1928. Afortunadamente los
campesinos, no se sabe si atemorizados, chantajeados con judicializaciones o queriendo evitar más sangre, ordenaron
el despeje voluntario de las vías. Pero la patente que tenía el gobierno, dada
por los violentos la noche anterior, era la de masacrar a los campesinos,
seguramente sin la presencia de los medios de comunicación, siempre amigos de
todos los gobiernos.
De
modo que la protesta quedó y está en el limbo. El gobierno está fortalecido,
los campesinos debilitados. Seguramente, echando mano de su inmensa voluntad
que algunos llaman terquedad, lograrán lo que se proponen que no es otra cosa
que una vida digna y unos precios justos a sus productos. Si no lo consiguen
volverán a las calles y a las carreteras pero antes, pondrán una vela gigante a “San
Martín de Porres” patrono universal de la paz, para que por favor, por ningún
motivo, bajo ninguna circunstancia los violentos vuelvan a apoyarlos. No
quieren volver a recibir jamás ese flaco favor.
Aunque la violencia haya malogrado el Paro, el gobierno queda notificado. Los campesinos son una fuerza capaz de tumbarlo. El día que quieran.
Ingresaron a donde todos estaban reunidos y señalaron a César Pachón y le dijeron: o usted ordena el desbloqueo de las vías o nosotros lo judicializamos por la muerte de tres personas y no sé qué cosas más.
ResponderEliminarBueno saber las personas que hicieron ese chantaje para denunciarlas públicamente.
EliminarSea por lo k fuere el repliegue de los campesinos fue un acierto puesto k los militares estaban listos para desalojar a costa de cualquier número de inocentes. Los militares son pueblo puesto contra el pueblo, hasta k ambos bandos, es decir todo el pueblo no esté junto no es la hora de avanzar.
Eliminargenial gracias por la radiografía y aunque solo soy una colombiana del común comparto esa misma perspectiva en cuanto a la "tal política colombiana" y su representante actual nuestro torpe e inexistente presidente
ResponderEliminarSolo se necesitaría ser fiel a la historia de estos últimos días para que sea un magnifico guión cinematográfico.
ResponderEliminarcésar pachones van a ver muchos. el ya hizo su parte ahora cada colombiano debe hacer lo suyo. Además Gustavo eso no ha terminado. la crisis hasta Hora empezó. lo que debemos hacer es prepararnos para todas las dificultades que vendrán en Colombia por cuenta de el imbécil de presidente que tenemos.
ResponderEliminarHermano debe quedar muy en claro,que lo que actualmente sucede en nuestro país,es un encuentro de poderes,(poder del estado vs poder del colectivo nacional)de donde sin duda alguna, deben salir resultados, sean o no los esperados por las partes,queda de este modo, la puerta abierta a futuras e inmediatas acciones que cambiaran definitivamente el panorama político de la nación. Los Colombianos no toleran mas, la actual situación a la que fue llevado el país, en manos de inescrupulosos partidos políticos y gobernantes
ResponderEliminarEs una realidad que grupos mercenarios actuaron en todas las marchas para des legitimar los justos reclamos pues si, muy lamentable se salvo de carambola (con un guion perfectamente aplicado) Colombia es un Gran País se merece un futuro mejor. Vamos con Todo!
Nada justifica la violencia, venga de donde venga y mientras en esta nación sigamos culpadonos unos a otros, buscando quien pegó primero, quien pegó más duro y ese tipo de cosas seguiremos en ese círculo vicioso y estéril que da como resultado un sistema injusto en un país altamente productivo que tiene que soportar pagar los impuestos más rebuscados y altos, el combustible más costoso del mundo, el sistema de salud más injusto e inhumano posible y la corrupción que a diario nos carcome. Rechazo social hábil e inteligente, cero violencia y mucha solidaridad cambiaría nuestro panorama.
ResponderEliminarUn gobierno que abusa de su poder militar, para ellos todo esta infiltrado por la guerrilla, y si por culpa de los vándalos fue que santos tomo su segundo aire, pero no olvidemos que también es estrategia de el gobierno infiltrar a sus policías para generar caos y atribuírselos a los manifestantes..
ResponderEliminarPor otra parte, una mesa de dialogo que tubo lugar en Tunja donde todo fue una payasada por parte de el gobierno, en la cual las propuestas que se trajeron del palacio eran entregar unas lavadoras de papa para los de dignidad papera. Y los TLC??? No, estos no se pueden tocar o renegociar, entonces que soluciones traen para el agro colombiano. Y sale por TV diciendo a grito entero que dejan las propuestas en la mesa, cuando no traían ninguna. Tanto así que el ministro de agricultura se la paso chateando y los campesinos le tuvieron que pedir el favor que estuviera mas atento con las negociaciones y no les faltara al respeto.. esto ultimo lo dijo el mismo Cesar Pachón vocero de los campesinos en una emisora de radio
Que el presidente trató con total irrespeto y haciéndose más el bruto como distractor a la situación tan grave de nuestros campesinos... pero ya sabe y que sea lo suficientemente avispado para no confundir nobleza y gallardía con ignorancia por que no tienen ni un pelo de brutos, un ejemplo: pronto empezaron los desmanes decidieron protestar desde los medios de transporte para evitar la infiltración de los desdaptados que quisieron desdibujar la causa, no se dejaron cautivar por los diálogos en la capital es que ni siquiera si se los hubieran propuesto en La Habana por que si la tiene clara y no están haciendo propuestas improvisadas. y ahora m e uno al Canto de Mercedes Sosa que parte dice:
ResponderEliminar"solo le pido a dios
que lo injusto no me sea indiferente,
que no me abofeteen la otra mejilla
después que una garra me araño esta suerte.
solo le pido a dios
que la guerra no me sea indiferente,
es un monstruo grande y pisa fuerte
toda la pobre inocencia de la gente."
Excelente radiografía, debería convertirlo en documental.
ResponderEliminarCreo que falta hablar del oportunismo de uribe y sus secuaces
ResponderEliminarUn pueblo merece sus gobernantes, si queremos cambio somos nosotros los que tenemos que hacerlo, el pueblo colombiano siempre culpa al gobierno, pero quien eligió el gobierno? Criticar y hablar no cambia las cosas, actuar, hacer, construir, organizar, comunidad, trabajo por el bien de todos, liderazgo, eso es lo que cambia las cosas, no solo culpar a los mediocres politicos que siempre elegimos.
ResponderEliminarDe acuerdo con usted.
EliminarQue ha hecho Alemania en 30 a;os, que no hemos hechos nosotros en 200 a;os?
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