DEL TETERO AL FUSIL

  

Del tetero al fusil

Por Gustavo Bolívar Moreno

 

Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, en su informe “Una guerra sin edad”, entre 1960 y 2016 por lo menos 16.879 niños, niñas y adolescentes menores fueron reclutados de manera forzada y utilizados por los grupos armados. Sumemos a esta cifra los 1.200 menores que según UNICEF y ONU dicen que fueron reclutados entre 2019 y 2024, más 55 casos que se han reportado entre enero y junio de 2025, según la Defensoría del Pueblo.

Evidentemente hay un gran subregistro de estas cifras (reclutamiento forzado no denunciado) por cuanto solo las FARC, según varios de sus excomandantes ante la JEP, admitieron el reclutamiento de 18.000 menores entre 1996 y 2006. En este periodo, solo dos años no se produjeron bajas: 2016, año de la firma del Acuerdo y 2024, segundo año de Petro en la presidencia.

Del total de niños y niñas recultados forzosamente, más de la mitad pertenecen a pueblos indígenas.

Para abordar el tema de los menores en la guerra, lo primero que debemos decir, categóricamente, es que ningún menor, independientemente de la forma en que llegan a la guerra, debe estar en la guerra.

A raíz de los últimos bombardeos autorizados por el Gobierno Petro en los departamentos de Guaviare, Arauca y Amazonas, según Medicina Legal murieron quince menores. Este lamentable hecho reabre un viejo debate, que hace falta mantener, aunque sin doble moral, es decir, un debate honesto y sensato. Porque cuando el gobierno Duque bombardeó campamentos guerrilleros con decenas de baja, la derecha salió a celebrar y a justificar y nosotros a criticar. Pero ahora salen a atacar al gobierno por un acto similar con la diferencia que nosotros no salimos a apoyar.  

Si queremos dar la discusión con sensatez, lo primero que habría que decir es que ningún gobierno debería bombardear objetivos sin verificar primero que en el lugar haya menores. Desde luego no somos ingenuos. Una cosa es decirlo y otra hacerlo.  

“Deberían utilizar la inteligencia para saber, antes del bombardeo, si hay menores”, gritan los expertos en todo. Escribirlo es fácil, pero llevarlo a la práctica es muy difícil. Comenzando porque, aprovechándose de la mala opinión que generan estos bombardeos, los jefes guerrilleros y jefes narcotraficantes, que hoy en día vienen a ser casi lo mismo, están utilizando niños en sus círculos más cercanos de seguridad. Saben que el desgaste político para un mandatario que ose atacarlos es tan grande, que pocos se atreven a hacerlo. Está infamia convierte a los niños en carne de cañón. Por algo entre 2023 y 2024 el reclutamiento forzado de niños creció un 64%. No dudo de que lo hacen bajo el supuesto: Petro no bombardea niños.

En segundo lugar, porque hacer inteligencia al interior de los grupos armados implica la infiltración de combatientes en sus filas, una práctica bastante delicada y riesgosa que, sin embargo, no se ha abandonado pero que lleva tiempo. Mucho tiempo. En el menor de los casos infiltrar un espía dentro de las filas enemigas puede tardar entre tres y cinco años.

Aquí viene otra complejidad. Se dice que solo un bajo porcentaje de menores que engrosan las filas de los grupos criminales han sido reclutados a la fuerza y que los demás han llegado a esos grupos voluntariamente. Según el informe Vides Internacional de (OHCHR) el 83,7% de los menores combatientes fueron etiquetados como voluntarios por el ICBF. Y cerca de un 12% llegan de manera obligada. Aquí ya hay una verdad a medias porque, si bien es cierto, no llegaron secuestrados ni con un arma sobre sus cabezas a muchos les amenazan las familias si no se entregan y la gran mayoría, por no decir casi todos, se entregan a las filas de los grupos armados impulsados por su precaria situación social o la promesa de un salario, que por falta de oportunidades no consiguen en sus municipios de origen, donde es más difícil conseguir economías lícitas que ilícitas.

Es decir, la pobreza, la desigualdad, el hambre (coerción socioeconómica) los obligan a buscar refugio en el seno de grupos armados, lo cual no significa que lo hagan de manera voluntaria. O sea, no es una decisión totalmente libre, luego decir que se vinculan voluntariamente es en cierta forma una falacia. No es gratis que los departamentos con más reclutamiento forzado sean Cauca y Chocó.

Pero en la guerra no solo mueren niños con un arma en la mano. La mayoría mueren como consecuencia de acciones dentro del conflicto. Secuestros, tomas guerrilleras, atentados, venganzas contra sus padres, atentados terroristas, etc.

Según un informe de JAMA Network Open, entre 1998 y 2019 se estiman 86.743 muertes excesivas de niños menores de cinco años asociadas al conflicto. Es decir que de no haber existido el conflicto estarían vivos. De esta cifra, 79.351, eran menores de un año. De acuerdo con otro informe de UNICEF, desde 1985 han muerto o han sido secuestrados, torturados o desaparecido, cerca de 45.000 niños.

Un reporte de el diario El Tiempo del 20 de noviembre, dice que entre 1998 y 2025, es decir, durante los gobiernos de Pastrana, Uribe 1 y 2, Santos 1 y 2, Duque y Petro, se han registrado 348 muertes de menores en operaciones militares relacionadas con el conflicto armado, de los cuales, 19 bajas de menores se produjeron en el Gobierno Petro. Para que tengan un punto de comparación, en el gobierno de Andrés Pastrana fueron dados de baja 159 menores de edad en operaciones militares, en los dos gobiernos de Uribe 110, en los dos de Santos 46 y en el de Iván Duque 26.  

De acuerdo con el Observatorio de Niñez y Conflicto Armado (ONCA), entre enero y junio de 2025, 362.243 menores han sido víctimas de violencia, desplazamiento, reclutamiento, daños colaterales, etc.

Demuestran estas cifras, especialmente las de reclutamiento forzado, que los niños se han vuelto un arma estratégica de defensa para los grupos armados. Saben que un gobierno progresista que se ha abanderado de la defensa de los niños en Gaza jamás los bombardearía y por eso se aprovechan. Pero las circunstancias que rodearon el último bombardeo en Guaviare pusieron al gobierno en aprietos. Inteligencia les comunica que una gran columna guerrillera se dirige a un punto del ejército donde hay 20 soldados. Están a pocas horas de llegar y el presidente debe tomar la decisión de bombardearlos o permitir una emboscada donde seguramente morirían los soldados. Difícil y complicada decisión. Finalmente optó por bombardear, asumiendo el costo político de no saber si entre los miembros de la columna guerrillera bajo el mando de Iván Mordisco había menores de edad.

Se puede criticar la decisión, desde luego, la mayoría lo hacemos, pero más allá del análisis simple, lo que debemos es llegar al fondo del asunto. Por qué los niños llegan a los grupos armados. Y no es solo por el reclutamiento forzado y la mala situación económica. El culpable, sin ambajes se llama Estado. Obvio le cabe la mayor culpa al reclutador, por lo regular un mezquino narcotraficante que para salvar su vida expone la de los niños arrancados a la fuerza de sus familias, pero en la génesis del asunto está el que los gobiernos anteriores nos hayan convertido en uno de los tres países más desiguales del planeta y de esto ya hemos hablado con datos en columnas anteriores.

El crecimiento del país fue capitalizado por unas pocas manos, por unas pocas élites y los gobiernos se olvidaron por completo de los municipios donde, precisamente hoy, se presenta con mayor intensidad el problema. Este gobierno ha disminuido la pobreza, pero en menor medida la desigualdad. Con la masiva entrega de tierras a campesinos, el impulso a la economía solidaria, la masificación de la educación superior gratuita, la construcción de universidades en sectores rurales, el aumento más que significativo del salario de soldados, estudiantes del SENA y las madres comunitarias, entre otros, tal vez los resultados se vean en pocos años. Pero nos estrellamos con una realidad: ningún presupuesto alcanza para pagar una deuda social de 200 años. Se necesitan por lo menos seis gobiernos inviertiendo en lo social, con la misma intensidad que este, para bajar el indice Gini por debajo de los 0.45 puntos. Hoy está en 0,54.

Los gobiernos de derecha, bajo la doctrina los pobres “quieren todo regalado” son dados a recortar las ayudas sociales y las inversiones prioritarias por lo que su regreso sería nefasto para acortar las brechas de desigualdad que nos tienen en guerra con los niños como víctimas principales.

 

ÑAPA Y REFLEXIÓN FINAL: En la mente de un libretista se recrean tramas que van más allá de lo común. Eso me hizo pensar en algo que no podemos descartar. ¿Quien envía las fotos, el reporte y los cuerpos de menores abatidos con tanta rapidez? ¿A quién le interesa más que a nadie la indignación de un país por la muerte de los niños en combate?

Respuesta: a los mismos reclutadores. En este caso, al mismo Iván Mordisco. Sabe que mientras más polémica generen estas muertes de menores, disminuyen las posibilidades de bombardeos.

Y una reflexión peor y más cruda pero que no se puede descartar: en un país donde la guerra se ha degradado tanto, vaya uno a saber si después de un bombardeo, los mismos reclutadores asesinen a dos o a tres de sus escudos humanos para generar estas reacciones que estamos discutiendo.

El presidente Petro dijo en su alocución de esta semana que frenar los bombardeos sería el triunfo de los reclutadores y que esto dispararía aún más el reclutamiento forzado. Tiene una lógica su posición: Si los reclutadores saben que los menores son su seguro de vida porque el gobierno teme bombardearlos, reclutarán más.

Qué triste, qué compleja, qué dura es nuestra realidad en este país salvaje. Nuestros niños más pobres saltan de la cuna al campamento del grupo criminal, pasan de empuñar un tetero a empuñar un fusil. Los que hacen esto son mil veces hdp.


Comentarios

  1. Es un triste escenario señor Gustavo, pero creo que necesitamos fortalecer la presencia protectora del Estado en zonas de riesgo y no hablo solo de lo militar, sino de crear unas zonas especiales de proteccion al menor en esos lugares donde se conoce que el reclutamiento es constante, es una labor dura pero puede hacerse. Por ejemplo instalar bases y batallones especiales para cuidar al menor en esas zonas dotados con alta tecnologia para reaccion inmediata y no es un enorme gasto, es cuestion de analisis y voluntad. Gracias por sus aportes constantes. Sigo fiel en X sus aportes, me han boicoteado 2 cuentas cuando llego a 800 0 mas seguidores. Extrañando los Gustavo en Youtube. Con su permiso compartiendo sus post y publicaciones. Bendiciones.

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  2. Hay un dicho que dice en pueblo de ciegos el tuerto es el rey.

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  3. Y en muchos casos los mismos niños reclutados son hijos de guerrillero o de familiares, eso no lo han analizado.

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    1. En Gaza los niños son adoctrinados con el lema "si da su vida por la guerra santa, iran derecho al cielo", acá no creo que esté pasando , pero lastimosamente estos grupos ilegales al servicio de los detractores del cambio, se camuflan tras los menores que lastimosamente han sido reclutados a la fuerza(en un porcentaje alto) y otros que voluntariamente(digamos por necesidad) llegan a sus filas ...

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    2. Así sean adoctrinados la culpa no es de los niños. No tiene la capacidad para discernir.

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  4. Lo cierto es que mientras exista la desigualdal, y a la vez el comercio de los alusinogenos; siempre se van a ver estos problermas sociales y por ende la violencia guerras y asesinatos de Colombianos , en las zonas, mas vulnerables.🤔😎🤳☝️

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  5. Una solución a este problema considero que es la educación! Pero debe cambiar esa forma de educar; los profesores en estas zonas de conflicto deben tener cualidades y actitudes diferentes; deben buscar que los niños tengan sueños y se les muestre el camino de como lograrlo; permitirles que desarrollen sus habilidades, y que se interesen por fortalecerlas; qué tengan la esperanza que eso que sueñan lo pueden lograr, que tengan la certeza que eso se va hacer realidad! Creo que se debe reforzar con ayuda psicosocial; porque muchos niños han perdido sus sueños! Y es ahí donde son presa fácil de grupos al margen de la ley!

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  6. Verdades que por años pasan en nuestro país y muy pocos se atreven a decir,algún día podremos vivir en paz.

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  7. Gustavo quiero agradecerte por este texto tan crudo, tan necesario y tan honesto. Estoy completamente de acuerdo contigo. Las cifras que mencionas y el análisis que haces muestran una realidad que muchos prefieren ignorar: en este país, los niños han sido convertidos en herramientas de guerra por los grupos armados, y eso es una de las mayores miserias humanas que existen.
    Comparto tu visión de que aquí no basta con señalar solamente al gobierno de turno o a una decisión puntual. El problema viene de décadas incluso siglos de abandono estatal, desigualdad estructural y territorios dejados a su suerte. Tienes razón en que los reclutadores son los primeros culpables, seres miserables que usan a los niños como escudo, pero también es cierto que la raíz del problema está en el país que se construyó para que esto fuera posible.
    Lo que planteas sobre los dilemas del bombardeo refleja una realidad que muchos no quieren ver: a veces las decisiones del Estado no son entre “lo bueno y lo malo”, sino entre dos tragedias. Y aunque uno pueda criticar o estar en desacuerdo, es claro que la manipulación de los reclutadores y el uso de menores como seguro de vida hace aún más compleja la situación.
    Comparto también tu reflexión final. Es muy probable que detrás de la indignación inmediata haya intereses oscuros que buscan frenar acciones militares usando la vida de los niños como moneda de presión. Y es terrible siquiera pensarlo, pero en una guerra tan degradada nada se puede descartar.
    Gracias por poner en palabras lo que muchos sentimos: dolor, rabia y cansancio ante un país donde nuestros niños pasan de la cuna a un fusil. Coincido plenamente: quienes reclutan, usan y exponen a un menor son mil veces hdp.

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